El primer principio de la Improvisación para la Vida

En nuestra entrega anterior hablamos de los principios de la improvisación. Y vimos cómo Percibir es la llave que abre tu mirada al caudal de información que te rodea, y te da pista sobre cómo sacarle todo el provecho a eso que recoges. Veamos ahora algunas ventajas de Percibir, el primer principio de la improvisación.

Lo que nosotros llamamos Improvisación Para la Vida no es más que el acopio de técnicas, principios y conceptos de la improvisación teatral pero aplicados a la vida cotidiana. Nuestra apuesta es sencilla, retadora y excitante: así como profesionales de la improvisación en las artes escénicas sacan adelante retos e historias que previamente no estaban escritos, en nuestra vida cotidiana nos vemos constantemente exigidos, invitados u obligados a sacar adelante proyectos. Y a menudo, nos toca alejarnos de las formas como inicialmente los habíamos concebido. Ahí entra la Improvisación para La Vida.

Los tres principios se articulan de maneras maravillosas, como en la música: hay unas bases, pero la invitación es a dejarse llevar un poco por el momento, no entendiéndolo como un evento infortunado, sino como un juego, una oportunidad de poner en práctica tus capacidades. Porque, ajá, así es: partimos del hecho de que tienes capacidades, y sobre esas capacidades es que se fundamenta la confianza. 

De hecho, si ya en este punto estás diciendo “Ah, pero eso es para otra gente, yo qué capacidades voy a tener, lo mío es ver series, e incluso algunas ni las termino”, estaría bien que repases esta entrada donde hablamos de cómo la improvisación nos ayuda a tramitar los asuntos que nos depara el tristemente célebre “síndrome del impostor”. Spoiler: no es que nos convenza mucho esa denominación, ni mucho menos, pero ahí tenemos un fenómeno extendido en nuestro mundo de hoy, sobre el que existe un cierto consenso: muchas personas muy capaces y con desempeños ya comprobados (por su experiencia, su hoja de vida, sus anteriores proyectos, sus logros, y un largo etcétera) constantemente se sienten menos capaces, desconfiados de sí mismos y hasta convencidos de que los demás están engañados respecto a sus propias capacidades. Sin duda, ese tal síndrome es una de las taras por las cuales, como sociedad, tenemos problemas para trabajar en equipo.

Los tres principios (Percibir, Aceptar y Proponer) se articulan, decíamos arriba, de maneras maravillosas. Se juntan entre sí como en una historia: inicio, nudo y desenlace. Te van llevando, sin que te enteres, por un universo de posibilidades. Por eso en esta entrada hablaremos de tres ventajas incomparables que tiene Percibir.

Recapitulemos un poco. Solo un poco. Mirar no es lo mismo que ver y oír no es lo mismo que escuchar. La diferencia que hay entre poner los ojos sobre algo y detenerse a mirar es enorme. Y la mirada es tan solo uno de los canales por los cuales acopias información del entorno. En el colegio nos dijeron que existían los cinco sentidos. Actualmente la ciencia discute un poco eso de que sean cinco, porque, por ejemplo, está el sentido del equilibrio o la intuición (el famoso sexto sentido). Pero acá lo importante no es cuántos sentidos son realmente, sino qué papel cumplen en nuestra vida. Y la respuesta es sencilla: la percepción (que es la suma total de todos, todos los sentidos) tiene la función de ubicarnos en el aquí y el ahora. 

Así es: el presente, ese tiempo que a veces tan extraño nos resulta, porque vivimos en la tentación constante de no estar aquí, ahora, ya. Saltamos constantemente al pasado, y nos pre-ocupamos permanentemente por el futuro. Pero, a menudo, no estamos aquí, en este preciso instante, y en este preciso lugar. 

Hagamos el ejercicio juntos. Gira la mirada a un lado, pero sin mover la cabeza. Ve lentamente por cada cosa que ves: ¿dónde estás? ¿Por qué estás ahí? ¿Qué faceta de tu vida depende de que estés ahí?

Piensa que incluso los lugares más rutinarios, los más habituales, tienen una razón para ser lugares de nuestra vida: en la oficina, en el colegio de los hijos, en la oficina de impuestos: siempre, siempre, estás ahí por algo. Incluso por una explicación tipo “Estoy en este café dejando pasar algo de tiempo mientras me entregan el automóvil en el taller”. 

Pues bien, ahí estamos operando el Percibir. Y este punto es importante en la Improvisación Para la Vida porque nos ayuda a tomar decisiones estratégicas

¿Y qué ventajas tiene Percibir? No te engañaremos: las tiene todas. Pero como para la memoria funcionan más las listas, aquí te proponemos tres ventajas gigantes que tiene dedicarse al Percibir. 

  1. Cuando te dispones a Percibir estás en presente. Ya lo habíamos adelantado: respirar con conciencia, abrir los ojos y mirar detenidamente, captar cada sonido, ver los gestos de las personas que comparten con nosotros el contexto, son una manera maravillosa de devolvernos a donde estamos: aquí, ahora, ya. Decimos “devolvernos” porque, si te fijas, es bastante común que no estamos donde estamos. Es decir, estamos acá, en algún lugar, pero nuestra mente pasa volando de tema en tema, de preocupación en preocupación. A veces pasa que estamos en la ducha, o al menos nuestro cuerpo lo está, pero nuestra mente está en la factura próxima a vencerse, el tráfico que tendrás que superar hasta llegar a la reunión, en la propuesta que enviaste hace ya varias semanas y de la aún no obtienes respuesta. La mente suele estar allá, en esos otros lugares, pero rara vez está aquí. Percibir nos trae de regreso, qué gran ventaja es esa.
  2. Cuando te permites Percibir recibes más información útil que te permite superar lo que ya creías sabido. Sí: estás en una reu con la jefe, y ella es la misma de siempre, la vemos cada día de la semana laboral, y a menudo se cuela en uno que otro fin de semana. Pero fíjate que hoy es martes y ella luce diferente ¿Cambió de look? ¿Sonríe diferente? De hecho, ¿sonríe? ¿Un collar nuevo, un tono de voz diferente, una nueva forma de plantear las metas? “Nadie se baña dos veces en el mismo río”, decía algún filósofo en la antigüedad; porque ni somos los mismos cada día, ni el agua que pasa por el río es la misma. Qué pasa si, por ejemplo, lo que hace que veas hoy diferente a tu jefe es que tú eres quien hoy estás diferente. Supongamos que iniciaste el proceso para viajar a otro país, o que te han realizado una oferta de empleo en otro lugar (la competencia, imaginemos, jaja). Percibir te permite recibir nueva información que está ahí, en frente (o dentro) tuyo, palpitando. 
  3. Percibir te permite adelantarte a los hechos o, mejor que eso, necesitar menos explicaciones. Sí: hablamos de la intuición. Es solo que en el mundo de hoy la intuición tiene mala fama. Es como si fuera un conocimiento de menor calidad, una imagen con menos resolución. Grave error. Porque la intuición es un conocimiento que resume muchos otros conocimientos y experiencias adquiridos. Pero no viaja por los canales racionales que tienes acostumbrado visitar. Viaja con imágenes, flashes de luz repentinos, corazonadas. Imagina que una intuición es como un archivo .zip que llega con todo y ficheros ejecutables, pero sin el “readme.txt”. Cuando tienes un baño de intuición, no sabes bien por qué, pero te llega la imagen precisa de lo que puede acontecer, te adelantas a lo que te van a pedir, y ya mismo tienes en tu mente los rostros de las reacciones de las demás personas. Es solo que no sabes por qué. Pero para tu tranquilidad, te diremos por qué: esas imágenes son omnicomprensivas, abarcan toda tu experiencia adquirida en tu paso por este mundo. Entonces no hay que asustarse. Solo explorar un poco el porqué de esas imágenes y sondear si te traen algo valioso y ajustado al contexto. El Percibir y la intuición son amiguis. 

En suma, Percibir te trae al presente, te proporciona información abundante y te prevé desenlaces posibles (basados en cálculos que proporciona tu propia experiencia). 

Y así, con el Percibir, es como comienza el fantástico camino de la improvisación aplicada a la vida cotidiana.