Creer para crear

Creatividad en el trabajo

Si lo crees, lo creas. No es que sea fácil, pero, sin duda, si no lo crees no lo podrás crear. En esta entrada te explicamos cómo permitirse y practicar la creatividad. 

Empecemos por el principio: la creatividad es una capacidad de idear soluciones específicas en un contexto concreto. No se trata de colorcitos sino de ideas: ideas viables, factibles que aporten verdaderas soluciones. Creer y crear son dos caras de una misma moneda, pero no basta solo con “creer” y ya. Ni se trata solo de lanzarse a crear sin un fin determinado. No al menos en el ámbito del trabajo y la empresa. La verdad es que si esto de “si lo puedes creer lo puedes crear” te suena a “si lo sueñas lo cumples”, y se te parece a contenido de autoayuda sin mayor fundamento, es porque aún faltan precisiones sobre el asunto. Por eso en esta entrada hablaremos sobre la creatividad en el trabajo: creer para crear.

De cuál creatividad hablamos en el escenario del trabajo 

Nos gusta la siguiente claridad: en el ámbito empresarial la creatividad es un flujo de ideas que se generan de cara a la solución de problemas. Podemos llamarlos retos, dificultades, oportunidades de mejora o como se antoje; pero el punto es que hay una situación real o potencial que desfavorece los objetivos de la organización. Pues bien, es ahí donde la creatividad de la que hablamos entra a operar: Proponer soluciones. 

Esta creatividad se aparta de esa otra (linda y bastante necesaria) que la podemos asociar con el ámbito de las artes (aunque no únicamente). En ese contexto, la creatividad es un fin en sí misma. Cuando dibujas, cuando escribes algo para ti, cuando te pierdes en aplicar colores a un lienzo… cuando estás en ese tipo de actividades no es tan relevante la finalidad, el propósito externo al hacer mismo. Lo que es relevante, prioritario, es dibujar, colorear o escribir. 

Evidentemente, lo que escribiste lo puedes compartir con alguien, o lo puedes usar como parte de tu proceso de terapia; lo que dibujaste lo puedes publicar en tu Instagram; y lo que coloreaste lo puedes enmarcar y colgar en tu cuarto. Pero fíjate que esas utilizaciones ocupan un lugar secundario respecto al ejercicio de la creación como tal . 

Si lo que escribiste no le gustó a nadie, igual pasaste un rato en presencia de ti y tus pensamientos mientras dejabas salir cada palabra. Si lo que dibujaste no recibe demasiados likes, igual pasaste un rato divertido contigo. Y si lo que pintaste no queda tan lindo como las otras pinturas de tu cuarto, tampoco importa demasiado. La creación, como acto liberador, es un fin en sí mismo, y le permite a las personas que crean muchas ventajas, dentro de las cuales deseamos destacar una: te induce a un estado de plena presencia: tú, la hoja, el lienzo, tu sentir. 

De una manera muy general, diremos que el arte es el espacio que la humanidad ha diseñado para aquellos procesos donde la creación es un fin en ella misma, sin importar (mucho) el resultado. 

Y, también de manera muy general, diremos que en el trabajo existe un escenario diferente, incluso opuesto: allí donde la creatividad no es un fin en sí misma, sino que se usa con arreglo a fines. En el espacio laboral y corporativo, la creatividad se emplea para buscar la solución a una situación que compromete los objetivos previamente propuestos.

Disclaimer 1: puede ser que tu caso sea el de alguien que es creador/a y de eso deriva su sustento. Digamos que eres compositora de canciones, decorador de interiores o que te dedicas a vender pinturas. 

Disclaimer 2: si eres una de esas personas, por favor discúlpanos, pues en este post no podremos más que enfocarnos en esa parte de tu creatividad que se aplica a resolver problemas (bueno, derivar el sustento económico de una actividad artística es ya un reto). Así que puedes continuar la lectura, teniendo foco en lo que de productivo hay en tu actividad artística.

Disclaimer 3: tanto para artistas y creadores/as como para quienes no lo son, debemos decir que ese es nuestro caso: un junte de creadores (gente de la narración oral, para mayor precisión) que luego convirtieron su proyecto en una empresa. Si te interesa saber cómo pasamos de un proceso meramente creativo a un proyecto empresarial, acá contamos algo más.

Creer: ¿es suficiente con creer y ya?

Nos gustan las preguntas retóricas porque se responden fácil: no, no basta con creer. Pero creer es fundamental. 

Calculamos que desde el auge de “El secreto” (versión libro y versión película) hay una cierta línea editorial (muy desarrollada por la literatura de autoayuda y su versión contemporánea: el coaching de Youtube e Instagram) que abusa de un recurso denominado “decretar” y su versión más Pinterest: visualizar. 

Ambos recursos son válidos cuando se trata de planear (las vidas personales, los trayectos empresariales). Pero, sin duda, no es suficiente. Hay que pasar a la acción. 

Decretar consiste en repetir una afirmación de tal suerte que se vuelva una creencia firme, una verdad. Por su parte, visualizar se traduce en coleccionar imágenes concretas de las metas en las que se materializa un sueño. 

Hasta ahí los vemos como ejercicios sanos. Pero, sin la menor duda, luego de hacerlo hay que levantarse del sillón y hacer que las cosas ocurran. Es lo que se llama gestión, y por eso acá entregamos algunas ideas sobre la relación entre creatividad y estrategia. Los sueños sin acción no solo son inoperantes sino que pueden causar frustración. Alguien podría preguntarse: “Cómo es posible que no haya logrado poner a funcionar mi emprendimiento si todas las mañanas desde hace tres años decreto que voy a emprender”. Lo peor: es probable que algunas personas se hagan esta pregunta en un sentido no irónico.

Acá toca proceder con cautela: visualizar y decretar son formas primarias de la planeación. Son válidas. Pero son apenas un comienzo. Tienen la enorme ventaja de que ponen en palabras e imágenes la materialización de las metas, lo cual es sano en el contexto de la planeación. Es solo que no alcanzan. 

Pero retomemos el camino del creer. En la perspectiva de la Improvisación para la Vida el creer pasa por la confianza, la capacidad de estar en presente, lo cual se suma en la Improactitud: una forma de estar en el mundo que admite las posibilidades. Ponle que la Improactitud es uno de los valores centrales en el improverso, el mundo que se abre ante ti cuando te permites creer.

Ahora bien, la clave sigue siendo pasar a la acción. Si de decretar se trata, uno de nuestros decretos favoritos es: hecho es mejor que perfecto, gran mantra para aumentar las creencias positivas y proactivas, a la vez que sirve para diezmar las ideas reactivas y negativas, que casi siempre nacen de esa voz impostora que nuestra cultura nos ha enseñado a cultivar. 

Así que en el ámbito del trabajo, la creatividad sirve para sacarnos de aprietos pero también para diseñar escenarios donde tengamos menos aprietos. Pásate por GymproVirtual, nuestra academia llena de contenido formativo donde podrás mejorar tus habilidades para la vida. Búscanos en LinkedIn para enterarte de más cosas que tenemos para ti. Ve a Instagram donde diariamente publicamos contenido de valor con herramientas que puedes poner en práctica al instant