Tres ideas para procrastinar mejor

Es evidente que mientras más peleas contra algo este algo más se fortalece. No sabemos por qué ocurre (bueno, un poquito sí, y lo explicamos unos párrafos más adelante), Y una de las formas como te puedes convertir en una persona a la que la procrastinación realmente la afecta, la pone mal y la perjudica en la vida es, precisamente, luchar contra ella. Dicho en otras palabras: tan pronto entiendas en qué consiste la procrastinación y apliques un poco de improvisación para la vida vas a ver como te conviertes en alguien que cumple sus metas, entrega a tiempo y alcanza pronto sus objetivos. Así que lee ya esta entrada, no lo dejes para después 👀

Uno de los aspectos en que decidimos no ser humildes es en alardear (solo un poco, claro) con esto: en El Morenito INC tenemos amplia experiencia en la procrastinación. A ver, un matiz: no en procrastinar (que también), sino en entender detalladamente ese fenómeno al que a la gente le dio por empezar a temer como si se tratara de un monstruo: el bello acto de procrastinar. 

Desde que hemos tenido luz al respecto (luego de varias lecturas e investigaciones) adoptamos, con orgullo y valentía, la misión de ir por el mundo promulgando una premisa tranquila pero contundente: procrastinar, en sí, como tal, no es algo malo; lo que puede ser peligroso es no ser consciente por qué se procrastina (para todo el mundo es muy evidente saber qué se está procrastinando, pero no el porqué). Así que cuando tomas consciencia de por qué procrastinas, puedes hacer uso de tu propio autoconocimiento (que es una de las habilidades para la vida que menos se incluyen en las hojas de vida, pero es crucial) para idear cómo procrastinar mejor. 

Todo esto hace parte de nuestro Programa Internacional Para Procrastinar Felizmente (peipepéefe, por sus siglas en español). Y, como has vencido el dejarlo para después, y estás acá, en esta línea, en este mismo párrafo, leyendo, te lo vamos a resumir. 

  • Entender por qué se procrastina: las tres principales razones para procrastinar

Tal como dijimos en la entradilla, justo cuando uno quiere dejar de procrastinar, y se opone a ella, procrastina más. Es como cuando intentas dormir temprano y justo lo que obtienes es un trasnochón, en mitad de semana, viendo una serie (que, para colmo, tampoco era que te gustara demasiado). 

A esto le llamamos “la paradoja de la intención”. Consiste en que, justo cuando defines de manera explícita y abierta que tienes una meta, un objetivo, un punto de llegada, un plan… Pum: la vida se opone. 

Pero esto requiere muchos, muchos matices. En realidad, no es la _la vida_ se oponga. Es más que, como antes no tenías un camino trazado, no tenías obstáculos. Antes de ese día en que decidiste dormir temprano, como no había obstáculos o límites (como tener que madrugar, por ejemplo), eras libre de ver solo un capítulo de la temporada o seguirte derecho, o cambiar a otra serie o, incluso, dormir. Así era tu vida hasta ese día. 

Pero luego definiste que tenías que dormirte temprano. Ahí es cuando aparece la paradoja de la intención: tu empeño de dormirte se pone al centro, y, por tanto, los distractores activan sus protocolos hasta llegar a ti. “Vale, duérmete temprano, pero antes revisa esa nueva serie de la que hablaron las muchachas en la oficina”. 

No es que la vida se opone, es más bien al fijar un punto de referencia al que queremos llegar (llámalo meta, objetivo, entregable, indicador…) estamos poniendo unos límites en lugares donde antes no los había. Y, una vez pones un límite, tu voz interior quiere saber qué hay al otro lado del límite. Es normal. 

Se procrastina, entonces, porque una vez se fija un límite, surge una paradoja, que es la activación de la posibilidad de que el límite no se cumpla. En otras palabras, puesta la fecha para entregar algo, surge la voz de la paradoja: “¿y qué tal si no?”. Generalmente, esa pregunta la hace una voz impostada que a veces habita en nuestro interior. 

Pero si lo de la paradoja te suena muy abstracto, vamos con sus tres típicas manifestaciones, es decir, las tres típicas razones (según estudios validados internacionalmente) por las cuales las personas procrastinan. 

Perfeccionismo

Necesitas entregar el plano. Pero temes que tenga alguna imperfección. Es la obra de tu vida, lo sabes, pero no quieres fallar. Entonces procrastinas, pues, finalmente, huir de la realidad que te dice que tienes que entregar YA es también huir de la posibilidad de fallar. Ah que suena paradójico: incumplir la fecha de entrega es evitar la posibilidad de equivocarse. 

Flashback: ¿recuerdas ese momento en que te preguntaron en la entrevista de selección por un defecto y tú dijiste: “Mi mayor perfecto es que soy perfeccionista” *Risas*

Idealización (romantización) de los proyectos

Cuando te llega el proyecto lo ves lejano, no importa que se trate de días o meses, es algo que no ves taan cercano. O, aunque lo fuera, le dedicas un tiempo a imaginar lo que quieres y puedes hacer. Así que cada hora que pasa es tiempo que dedicas a idealizar más y más eso que debes entregar. Entonces hay una doble paradoja: a más tiempo en idealización más cosas tendrás que realizar en el mundo concreto, y menos tiempo te queda. Entonces procrastinas más.

Desconexión con los objetivos

Se requiere carácter para reconocer que muchas de las tareas que tenemos pendientes están en nuestro escritorio haciendo fila hace meses, básicamente, porque no nos importan. Es decir: no nos mueven algo que tenga que ver con lo más profundo de nuestro corazón. Y, ¿sabes algo?: no está mal reconocerlo. No te emociona. Es normal. No todo en la vida debería emocionarnos, pues tendríamos vidas un tanto intensificadas para nuestros sistemas nerviosos. Pero que no te emocione no significa que no tengas la responsabilidad de entregar. Sí: no te emociona ni nada, pero debes entregar. Es la vida, al menos una buena parte de ella.

Esta es la primera parte de nuestro programa: entender por qué procrastinamos, desde las razones profundas, con sinceridad y transparencia. Ahí exploramos cómo funciona la paradoja, qué lugar ocupan los objetivos en nuestras vidas, cómo llevar una vida en la que se cumplan los indicadores pero no por ello dejemos de descansar y ser seres humanos y etcétera. 

Bueno, ahora que ya sabes por qué los humanos procrastinamos, pasamos a lo que todo el mundo cree que es lo principal: qué es lo que se está procrastinando. Esta es, relativamente fácil, porque aquello que se está procrastinando a menudo salta a la vista: listas de pendientes, posits, recordatorios, notificaciones y un largo (y temible) etcétera. 

Qué es lo que se procrastina

La respuesta es demasiado fácil: se procrastina lo que NO nos produce placer, o no al menos de una manera inmediata. Aquello que te produce placer inmediato es difícil posponerlo, como tu helado favorito o la nueva temporada de tu serie fav de todos los tiempos. Eso es muy difícil dejarlo para después. 

Así llegamos fácil a identificar qué es lo que se procrastina. Lo que no es tan fácil es gestionarlo porque si lleva acumulado en la lista de cosas pendientes, por algo será. Te invitamos a leer algo de la gestión de los pendientes por acá, y te proponemos estas tres pistas para administrar esos asuntos que estás procrastinando:

Si algo no te genera placer inmediato, busca en lo que se convierte en un futuro

Sí, llenar la declaración de impuestos no es algo que produzca alegría por sí mismo. Pero tener tus cuentas al día te permite estar en situación de tranquilidad. Sí: ya, ya mismo, ir al gimnasio de madrugada no se siente especialmente bien, pero a futuro puede ser el comienzo de una relación diferente con tu cuerpo, y eso vale mucho.

Si es una actividad que desarrollas en equipo o en compañía, escríbeles

No para decir nada especial, solo: “hola, ¿en qué vamos con esto?”. Poner el balón en el terreno de jeugo de los demás a veces sirve para lidiar un poco menos con la tensión. Si ya identificaste que te genera dificultad comenzar con algo, retoma la conversación con los demás que están involucrados, podría ser una forma de ir entrando en situación secuencialmente. 

Si llevas mucho tiempo procrastinando algo, tal vez es hora de olvidarlo

La lista llena de cosas que procrastinas resta energía. Mucha. Se acumula, además, con una sensación constante de derrota. Evidentemente, hay cosas que no podrás dejar de hacer (ajá, la declaración de impuestos), pero se vale revisar de nuevo si alguna de tus fuentes de procrastinación es en realidad una actividad que puedes anular. Porque cancelarla es salir de ella, que no siga siendo una nube gris para tu vista. 

En nuestro Programa, ahondamos primero en lo profundo y luego en lo que está a la vista de todos, lo obvio. Como sea, siempre recomendamos pasar a la acción. Así que genera un plan rápido. Si es una llamada difícil, acá encuentras ideas para gestionarla. Si es una presentación, acá encuentras más ideas. Si es un informe, mira esto. Si tu revisión implica que debes tomar una decisión difícil, acá hay una guía de mucho valor. 

En fin, pasa a la acción, esto es clave

Cómo aprovechar mejor las horas de procrastinación

Esta es la mejor parte de nuestro Programa. Lo hemos aprendido, sobre todo, de las personas en situación de tesis. Como tienen que hacer una tesis para poderse graduar, y como hacer una tesis es taaaaan difícil a menudo, entonces procrastinan la tesis durante meses (y se ha visto este caso, incluso: aaaañoss). Nuestros tesistas cercanos nos han enseñado que, en períodos de tesis, las plantas de la casa se ponen divinas, retoman el gimnasio, mantienen limpia la casa y así. 

En otras palabras: todo lo que no sea tesis se fortalece. Ya explicamos por qué: con tal de evadir la gran obligación, nuestro inconsciente busca refugiarnos en aquello que lo protege y que, a cambio, no parece procrastinación: “Sí, debo hacer tesis, pero las matitas están descuidadas”, “Sí, debo hacer tesis pero la salud física también es importante, retomo el gimnasio”, “Sí, debo hacer tesis, pero no puedo trabajar en esta casa tan sucia”. Y así. Al infinito. 

Que estos reportes de campo enviados por personas en situación de tesis nos sirvan para algo acá: reconocer que procrastinar es muy exigente, pues nos pone a buscar excusas sin fin con tal de alejarnos de lo que realmente tenemos que hacer. Así que vas a tener mucho tiempo, tiempo que, si se aprovecha creativamente, puede ayudarte, sí, a encontrar placeres inmediatos, pero también a organizar un poco la vida de forma que cada vez puedas procrastinar mejor. 

Escribe listas, muchas listas

Que sean detalladas desde el título y que estén a tu disposición para cuando las necesites. El éxito de las listas es que sean específicas “Pelis que media oficina dice que tengo que ver”, “Lugares por los que querría caminar una tarde que tenga libre”, “Recetas nuevas que me gustaron”, “Cuentas y blogs que puedo leer para inspirarme”. Haz una pausa y escribe listas, ya verás el efecto en el mediano y largo plazo.

Sin querer queriendo, una lista es una primera forma de planeación, así que al hacer listas estás practicando este principio: planear es procrastinar un poco. Y planear no es llenar los papeles con tareas, es darles un orden en el tiempo y en el espacio de manera que se acomoden a tus hábitos, que exploren tus habilidades y que complementen tus debilidades.

Consume redes, pero responsable-mente 

La gente más extrema recomienda eliminarlas. En nuestro Programa no creemos en la eficacia de esta idea, pues las redes nos alimentan el placer, vía la estimulación hormonal del contacto y la aprobación social. Exigirte retirarse de allí sin algo que lo compense es un plan destinado a fracasar. Pero si puedes poner cotas. Digamos: un tiempo máximo de consumo diario (que puedes programar en tu celular), consumirlas en tiempos muertos (aquellos en los que no estás haciendo algo en específico, como cuando esperas en una fila o cuando vas en el transporte). 

Un gran truco es consumir solo información valiosa. Nuestro blog sería el gran ejemplo: lees, te entretienes, te enteras de cosas, compartes y generas conversación. Es una absoluta maravilla. 

Busca conversaciones interesantes

Conversando escuchas. Y una buena escucha siempre pasa por escucharse a uno mismo. A lo mejor, escuchándote más y mejor descubres algunas claves de por qué andas procrastinando. Pero si no las descubres, igual conversas, te recreas, permites pasar otras ideas por tu cabeza. 

Mira alguna de las pelis de la lista

O camina por alguno de los sectores de la ciudad que te apuntaste. Ve a tus propias listas y mira qué se puede hacer. 

Spoiler: como existe la paradoja de la intención, es probable que encuentres tanto placer en tus propias listas que, alguna vez, sin proponérselo, das por terminadas varias de las actividades que llevabas procrastinando durante meses. 

Nuestro Programa Internacional Para Procrastinar Felizmente (peipepéefe, por sus siglas en español) es posible porque nosotros, El Morenito INC aceptamos la improvisación teatral como plataforma para hacer Improvisación Para la Vida, y que nosotros vemos en el contexto de las habilidades para la vida, algo que, además de permitirte vivir más feli, más tranqui, puedes poner en tu hoja de vida

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