La ImproActitud

De seguro hay muchas, tal vez infinitas formas de estar en el mundo. En la que nosotros creemos es: ImproActitud. Y acá hablaremos de cómo te puede ayudar montones en la vida personal y profesional.

Alguna vez nos dio por pensar que habría formas diferentes (y diversas) de actuar ante la llegada de una situación imprevista. Algo como un modelo de tipos de personas acorde a cómo reaccionan cuando el plan inicial cambia, cuando llega la coyuntura o cuando las condiciones se modifican y se debe reaccionar. Bueno, en rigor no fue algo que pensamos un día sino algo con lo cual convivimos, y es, de hecho, uno de los lugares desde los cuales desarrollamos nuestro trabajo.

Con eso en mente hicimos un gran horóscopo, que trata de sintetizar, desde los arquetipos, cómo pudieran interpretarse esas formas de reacción.

Más allá de esquematizar a las reacciones (y a las personas) hay algo de lo que hoy venimos a hablarte: cuál es la actitud de las personas que asumen la improvisación como una forma posible de estar en el mundo. Es de eso de lo que hoy hablaremos.

ImproActitud: ¿qué es?

Tienes un plan, o una rutina: una forma prevista, organizada y sistematizada de hacer las cosas. Pero un día ese plan no sirve, o no da resultados, o sobreviene una situación que hace necesario cambiar de rumbo (o renovar la forma convencional de hacer las cosas). Ese es un punto definitivo donde la Improvisación Para la Vida ofrece: recursos, ideas y herramientas para que la llegada de lo imprevisto no nos coja por sorpresa. O sí, pero con herramientas 😉

Las actitudes, tal como se entienden en la perspectiva de las habilidades para la vida, son las disposiciones con las cuales asumimos algo. Así que la improactitud es esa disposición que, desde la improvisación, desarrollamos para que la llegada de lo inesperado no nos bloquee.

Características de la improactiud

No es que haya personas que improvisan y personas que no. Más bien hay personas que aceptan la improvisación como una posibilidad e, incluso, la practican, la entrenan (aun cuando no hay una coyuntura que lo exija), y personas que la niegan como si de un pecado capital se tratara. Pero todos los humanos, en algún momento, hemos tenido que hacer algo por fuera de lo establecido, lo convencional, lo planeado y lo esperado (por nosotros o por los demás).

De forma que todos hemos practicado la improvisación alguna vez. Y, viviendo en el mundo en el que vivimos, sin duda, nos tocará más veces, cada vez con más frecuencia, básicamente porque la incertidumbre traza los hilos de la dinámica del tiempo presente.

Así que familiarizarse con una actitud que reconozca la improvisación y la emplee de manera proactiva y estratégica es un buen negocio.

Veamos entonces esas características para seguirlas interiorizando con el fin de improvisar cada vez mejor, orientando las decisiones, las acciones y las propuestas hacia los propios objetivos.

Estado de presencia. Estar en presente es, hoy por hoy, una suerte de lujo. Con tantas cosas para pensar, y con tantos candidatos procurando nuestra atención, lograr el estar aquí y ahora pareciera un bien escaso. Pero en el ámbito de la Improvisación Para la Vida es crucial sintonizarse con nuestro propio cuerpo, el espacio que este ocupa, y las interrelaciones que se transan (y se trenzan) con los demás.
Amplia percepción. Observar, ir a los detalles, escuchar y abrir la mente son claves en el contexto de la improvisación. Por lo tanto, abrir los canales perceptivos para permitir la llegada de la información es fundamental. La improactitud, o sea la disposición que favorece la comprensión y la acción desde la improvisación, pasa necesariamente por un Percibir amplio, claro, desproveído de prejuicios, atento y dispuesto a la escucha.
Capacidad para Aceptar. La idea es simple: cuanto menos tiempo pases lamentando lo que ya no es posible, mejor. Porque así pasas más rápido a la acción. Y si algo es la improvisación es, precisamente, hacer que las cosas sucedan, que la historia avance (y tú con ella).
Organización. ¿Te suena contradictorio eso de poner la organización como un componente de la improvisación? ¿Te parecen antagónicos la organización y la improvisación? Si sí te lo parecen es porque, tal vez, estás más sensible a lo que NO es la improvisación que a lo que SÍ es la improvisación. Como sea, la capacidad de planear, ver escenarios futuros, disgregarlos en acciones, bajarlos a listas y tomar decisiones son clave en la perspectiva de la improvisación, que es, finalmente, la que resulta preponderante en tiempos de alta incertidumbre.
Apertura en la generación de ideas. Proponer es clave. Se basa en una imagen simple: lanzar ideas (aunque en principio sean malas, regulares, incompletas o absurdas) es mejor que quedarse en parálisis. En un ámbito de confianza de equipo, las ideas transitan de una persona a otra, y cada cual ve perspectivas diferentes. Por tanto, cada persona que la escucha la puede mejorar. De esta forma, la improactitud invita a desinhibirse en los propios prejuicios tipo “La idea que se me acaba de ocurrir es mala, mejor no digo nada y espero a que otro tenga una idea” y, en cambio, a lanzar ideas.

¿En qué puede favorecer la improactitud?

En todo. En cada cosa de la vida, personal o corporativa, donde sea posible hacer las cosas de otra forma (bien sea porque lo deseas o porque la vida, el trabajo, el jefe, el mercado o quien sea te lo demandan).

El primer beneficio es una vida más tranquila. Porque a cada paso que das sabes que si lo que tienes en mente no se puede cumplir tendrás la capacidad de reaccionar sin perder de vista tus propias metas.

Algunas veces se te ocurrirán cosas tan buenas que, de seguro, pasarán pronto a formar parte de tu arsenal de estrategias.

Por otro lado, a medida que van pasando situaciones que sorteas con tu capacidad para leer la situación y crear escenarios positivos, la confianza aumenta.

Y la suma de ambas cosas se convierten en un loop positivo sobre el que encontrarás un plataforma para acercarte más a tus propios objetivos.

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