Recursos para la improvisación en la empresa: nivel intermedio

Para el 70% de la población corporativa mundial, la improvisación es el enemigo de los objetivos corporativos. Este post está pensado para un estimado 20% que no lo cree así. No porque ame el caos o porque haya renunciado a los cronogramas, sino porque ha entendido que, si por algo se caracteriza un buen plan estratégico, es precisamente por darle un lugar a la flexibilidad. Acá explicamos en qué consiste ocupar un lugar intermedio en el asunto de la improvisación en la empresa.

A la mayoría de seres humanos nos cuesta entender y luego aceptar que la sorpresa, el cambio de planes, lo contingente, lo no previsto hacen parte de la vida. Miramos el Excel, apreciamos los indicadores, seguimos con detalle los cronogramas, y esperamos que las cosas funcionen como en el papel o la pantalla. Pero ya sabemos que no es así. Y saberlo nos ha costado no pocos dolores. Y acá vamos, ya no solo entendiendo sino aceptando y apropiándonos de la idea de que las sorpresas hacen parte de la vida. Para mejorar nuestro desempeño colectivo en esas lides, va esta parte de la biblioteca de recursos para la improvisación en la empresa, nivel intermedio.

Nivel intermedio: “improvisación, sí, porque toca, existe mucha incertidumbre y a menudo toca cambiar los planes”

Las personas improvisadoras corporativas estratégicas (PICE, por sus siglas en español) ya se pelean menos contra los cambios de última hora. Ya saben que son inevitables. Entonces sí hacen planes, pero los toman como punto de referencia cuando hay que virar a última hora. Incluso, ya desarrollan un cierto sentido común para no esperar a la última hora para girar el timón de manera brusca.

Las típicas causas por las que saliste del nivel principiante y llegaste al intermedio

  • Tu proyecto de oro falló a última hora por un cambio en el mercado. Le invertiste un par de años, cientos de reuniones, miles de filas y columnas en el Excel de proyecciones. Pero, a última hora, falló. Ahora la carpeta está en el disco duro externo donde guardas el backup de información, y el prototipo de empaque está en tu oficina, junto a un calendario del año pasado. Leer: incertidumbre e improvisación.
  • Tus vacaciones soñadas se vieron interrumpidas porque cuando lanzaste la app, el sitio web o el nuevo canal de distribución, algo falló. Estabas ya en el aeropuerto, con maletas, gorra y lentes oscuros. De hecho, ya te habías aplicado el bloqueador solar. Justo en el gate, recibiste una llamada de tu gerente, la típica llamada que parece anunciar malas noticias. No quisiste responder, después de todo, estabas en tus vacaciones. Pero hubo una segunda llamada, segundos después de dejar de timbrar la primera. Era inevitable. Leer: improvisación y planeación.
  • Tu ascenso, merecido, soñado, preparado, se arruinó en un par de días porque el cargo al que te ascendían tuvo que desaparecer por una fusión de la empresa. Desde que ingresaste a la compañía habías soñado con ese cargo. Desde la entrevista lo dijiste: “Entro a este cargo, pero mi mayor anhelo es la Gerencia para Latam”. Te dijeron: “Si tienes buen desempeño, en un par de años estarás ahí”. Todo iba bien. Surgió la vacante. Te entrevistaron. Tuviste varias videollamadas, te pidieron una propuesta, la persona saliente te facilitó alguna información preliminar. De repente, el jefe no volvió a tocar el tema, no contestaron más tus correos, pese a que la persona saliente ya había salido y, en su despedida, te dijo: “Me hace feliz que me reemplaces”. En una junta lo dijeron, por fin, abiertamente: un emporio suizo es ahora dueño del 54% de las acciones, ahora ellos imponen las reglas. Se viene una reestructuración. Leer: ¿Pueden las empresas improvisar? 

Los ejemplos, densos en dramatismo, buscan ilustrar una vivencia de todos los humanos vivos de este mundo: el mundo no siempre es justo, las contingencias ocurren, los planes cambian. Por tanto, has ido aprendiendo que hay que tener una actitud intermedia: anhelar, soñar, planear, organizar y controlar, pero, al tiempo, tomarla suave, porque podrían ocurrir cosas. No es desapegarse, es transitar los proyectos con una mira en el proyecto mismo, y otra mira en el entorno: porque algo puede cambiar. Leer: Cuándo sirve la improvisación.

Cuando se llega al nivel intermedio de la improvisación en el escenario corporativo, ya se ha reconocido el lugar de la incertidumbre en el desarrollo de las cosas en el mundo de hoy. Pero estás a poco de quererte devolver al anterior nivel. Por eso, las herramientas que te proponemos te permitirán un ascenso (no al cargo al que casi te promueven *perdón por la pequeña dosis de crueldad en este comentario*) al siguiente nivel, al nivel avanzado de la improvisación en el escenario de las empresas.

Recursos de la improvisación corporativa para nivel intermedio

No hay que lamentar nada. Ya estás acá. Ha costado, y seguro ha dolido, pero dolerá menos mientras más permitas habitar este universo.

  1. Hay que dejar de mirar el proyecto, las vacaciones y el ascenso (nuestros dramáticos ejemplos) como algo que la incertidumbre te robó, o como algo que ya era tuyo y de las manos se te esfumó. Es obvio que había mucha de tu energía puesta en esos proyectos. Pero nadie te los arrebató. No se trata de un robo. Para familiarizarte con esa idea del flujo continuo de la vida, hicimos este post: el ritmo de la improvisación, que habla de una actitud que no es la de tener ni la de acumular, sino la de fluir. 
  2. Hay que mirar lo nuevo que apareció ante la “desaparición” de lo otro. Sí, ya la app no está al aire, ni la página; sí: ya el canal de distribución al que le dedicaste meses de trabajo, no fue posible. Pero lo que aprendiste en el durante, en el camino, en el proceso es tuyo. Te pertenece. Irá contigo a donde estés. De hecho: ya ni siquiera es de la empresa. De suerte que la Improvisación Para la Vida te muestra algo valioso: lo que queda es lo que logras aprender. 
  3. Hay que enamorarse del Aceptar. No es solo un principio teórico. Es una forma de vivir. Gracias a ella, por ejemplo (y en conexión con el punto anterior), surgieron grandes productos que hoy hacen parte de nuestra vida. Así que la parte más valiosa es centrarte en tus objetivos. Estos son tu guía, y los proyectos, aprendizajes, viajes, diseños y propuestas que logras no son más que medios que te llevan a los objetivos, son como partes del camino, estaciones que, a veces, pueden no ofrecer un punto de parada y descanso, pero que no deben alejarnos de lo que estamos buscando.

Felicitaciones por haber llegado al nivel intermedio. Estás en ese raro 20% de gente que ya aceptó que “embeses la bida no es como keremos”. Ahora nuestra invitación amable es a no mirarlo como un duelo, o como algo negativo, algo triste que se perdió. Más bien podría ser interesante afinar la mirada. Aprender de esas experiencias pasadas y percatarse que lo que pasó aquella vez podría volver a ocurrir, de lo cual la conclusión no puede ser renegar o alegar sino percibir con finura y delicadeza nuestro lugar en el entorno. Y, desde ahí, aprender de nosotros. Los aprendizajes se convierten en plataforma, en una enciclopedia de recursos que puedes usar la próxima vez. Al final, lo que queda es lo que aprendemos, porque es lo que podemos usar en nuestro favor en una próxima ocasión, si es que hubiera alguna próxima ocasión (y, con seguridad, la habrá).

También tenemos estas herramientas adicionales:

+La agenda morena (plenar, observar y divertirse en un mismo lugar)
+Saltar al vacío (un curso para atreverse a dar el salto)
+No hay error: una verdadera declaración de principios, para deshacerte de la mirada punitiva que el impostor a veces nos infringe.