Del metaverso al improverso

Ahora que se habla tanto del metaverso, es ocasión de contarles que también hay un universo (y no es paralelo 🙃) que se habita desde la improvisación.

Cuando la realidad agobia, cuando se suman los entregables que tenemos pendientes, cuando en el trabajo las cosas no funcionan o, simplemente, cuando queremos algo de diversión o cambiar un poco la rutina de todos los días, empleamos tácticas de escape. Las redes sociales funcionan como una de las tácticas de escape más famosas de hoy en día. Netflix, la música, los libros… todos pueden funcionar a veces como tácticas de escape: formas de habitar mundos imaginarios sin las fechas de entrega ni los problemas de este. En realidad, la idea de un mundo virtual (que no es este, al que llamaremos “real”) existe, por lo menos, desde que Adán y Eva salieron expulsados del paraíso. Y, si bien amamos los mundos ficticios, virtuales e irreales, debemos admitir que, en todo caso, son universos que sirven para eludir el aquí y ahora, el presente. Por eso queremos proponerte un viaje del Metaverso al Improverso. 

El Metaverso y la idea de la elusión de la realidad

Cuando intentamos inútilmente terminar una novela o una película; cuando procuramos jugar un video juego, pero por más que iniciamos una y otra vez no logramos conectarnos… Ahí está ocurriendo algo interesante: no se nos está dando bien aceptar las pautas, normas, apariencias o dinámicas de esos mundos imaginarios. Y esa dificultad para entrar (a la novela, al videojuego o a la película) es una evidencia grande de que son mundos que tienen sus propias normas. Normas que no logramos (por lo que sea) aceptar. 

Es como que estás en este mundo, intentas entrar al otro y, por alguna, razón no la logras. Puede ser que percibes algo que no te gusta, o que no has tenido el suficiente talento para escuchar lo que se te propone (disimulado, sutil, entre líneas). Como sea, no hay que sentirse mal si no logramos conectar con ese mundo. De hecho, ahora lo que nos interesa resaltar que ese mundo es otro mundo, un universos distinto con sus propias dinámicas, leyes y personajes. 

El caso es que ese no lograr el ingreso, la conexión, muestra que es un mundo cerrado, con unos límites precisos, al que se entra por una decisión, y que esa decisión implica aceptar cosas. Es otro mundo, otro universo. 

Bien hasta ahí. Pero en este punto nos gustaría, sin ánimo de ninguna crítica, mostrarte precisamente que a veces esos mundos aparecen como estrategia para evadir, rechazar o mejorar este presente. El presente que tienes ante ti, el presente que ya, ahora mismo, estás habitando. 

A ver: amamos las novelas, las películas y los videojuegos. Pero también nos gustaría decirte, aquí, ahora, ya, que a menudo los usamos como formas de evasión de este mundo (este, el real, el que estamos habitando ya mismo). No es que esté mal evadir. De hecho, una pausa de la realidad es algo que constantemente recomendamos. 

El punto es que nos parece sano saber cuándo y por qué ingresamos en esos mundos. Ahora que se habla del Metaverso nos parece prudente, en todo caso, decir que no es una idea precisamente novedosa. Las novelas han servido para habitar otros mundos (como cuando acompañamos a Don Quijote por toda La Mancha), y las películas nos han ayudado a sentir cómo serían esos otros mundos que no habitamos nosotros pero sí nuestros seres imaginarios (como cuando seguimos a Woody a lo largo y ancho de Toy Story). Amamos la ficción, amamos la imaginación.

Salvo cuando se convierte en una forma de negar lo que tenemos aquí, ya mismo, y que tenemos cierto acuerdo colectivo en denominar “la realidad”. El Metaverso no está mal, ni mucho menos, pero todos sabemos que esconde sus peligros. 

Del Metaverso al Improverso 

No hay que renunciar ni a la ficción ni al Metaverso ni a nada que cada uno de nosotros considere que le aporta a su vida. Desde luego que no. Pero hay una propuesta que tenemos para ti hoy: el Improverso

El Improverso es el mundo que habitamos cuando aceptamos la Improvisación Para la Vida. No tiene grandes requisitos, no hay que comprar licencias, ni hay que descargar ninguna aplicación. Basta con reconocer algunos principios generales, aceptar que el error se puede gestionar, confiar, y tomar este Decálogo [+1] como una serie de pautas que nos permiten vivir mejor. 

Es más: no hay que renunciar a tus objetivos. De hecho, el Improverso es el universo en el que nuestros objetivos se encuentran en primer plano, pero nos generan menos estrés y se viven más como una plataforma para lograrlos con mayor espontaneidad. Y, sobre todo, divirtiéndose montones en el camino.

Sin embargo, hay una característica del Improverso que es la que más nos interesa resaltar ahora que se habla del Metaverso como la apuesta más grande de la tecnología para esta humanidad del presente. Esa característica se llama, simple y llanamente: presencia. 

En efecto, el Improverso invita a un constante estado de presencia. Hacerse consciente de tu respiración, de tu estado actual, de tus objetivos, de las experiencias que están teniendo esos otros que comparten la misión contigo. Y, sobre todo, invita a estar en estado de presencia contigo.

En el Improverso no hay llaves, pero aceptar que el error se gestiona es una gran llave. En el Improverso no hay que descargar aplicaciones, pero entiendes todo lo que No es improvisación y te familiarizas con todo lo que es improvisación

En el Improverso también hay problemas, pero los habitas de una manera diferente. En el Improverso hay música, amigos, libros, podcasts, aprendizaje, imaginación… Hay de todo lo que necesites. 

El Improverso, al que también llamamos El País Moreno, es un espacio de creación constante donde siempre tienes la invitación a no dejarte vencer por ideas falsas, donde la invención es posible, y donde la sonrisa es constante. 

El Improverso es el mundo, real, posible, que se abre ante ti cuando aceptas la posibilidad de la Improvisación Para la Vida.